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Dando sus frutos

Como ya os dije el otro día, había adoptado la drástica medida de encerrar a Jaco toda la noche, para que de ese modo, nada más despertar, hiciera sus necesidades fuera de casa, e incitarle, al igual que enseñarle, que el hacer sus cosas fuera está bien.

Bueno pues parece que está medida va dando sus frutos, tal y como dice el titulo de esta entrada. Desde el pasado Lunes que empecé a usarla, todas las mañanas Jaco sale de su jaula, se estira, olisquea y finalmente echa una catarata urinaria en la calle. Tengo la suerte de vivir en un residencial, con una casa en planta baja, lo cual me facilita enormemente la maniobra, ni que decir tiene que me da la sensación de que debido a la fiesta que le monto a Jaco por hacer pis en la calle, alguno de mis vecinos me está cogiendo un poco de manía, pues son la 7 de la mañana, pero hay que hacer entender a Jaco que lo que hace es correcto; a mis vecinos ya se lo explicaré, que se supone que son seres racionales, ¿o no?.

Después de ese primer pis, entramos a tomarnos el desayuno, tanto él como yo, y desde el Martes, una vez que Jaco finaliza, bebe agua y sale corriendo a la puerta de la calle, para que yo se la abra, y pueda plantar un estupendo pino en plena calle. Nuevas alabanzas, premios, y como colofón recompensatorio, paseo. Hoy por ser el tercer día que lo ha hecho nos hemos dado un bonito paseo por la playa, pues creo que ese espacio abierto con el mar al fondo le gusta. Ahí os dejo una foto para envidia de todos los que leéis este diario y no podéis disfrutar del Mediterráneo como nosotros.

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Jaco paseando por la playa tempranito.

Hoy a la vuelta del paseo por la playa, y después de beber agua, ha vuelto a defecar, y lo ha hecho en la calle, de la misma manera que ya he dicho.

La medida adoptada también me esta reportando otras alegrías, y es qué desde que la estoy usando, Jaco controla sus esfínteres a la perfección, o casi, pues desde que me voy a trabajar por la mañana, hasta que vuelvo a medio día, no se le escapa ni un mísero pis en toda la casa. Eso sí, en cuanto abro la puerta, sale como alma que lleva el diablo al porche, pidiendo acceso a la calle y aliviándose allí.

Así pues, creo que la medida está siendo efectiva. La duda que se me plantea es la siguiente, ¿Puede ser que Jaco haya aprendido que es correcto hacer sus cosas en la calle?, ¿o tan solo piensa que lo que hemos echo es cambiar de sitio? Esta cuestión me surge debido a que, si bien es cierto que hace sus necesidades en la calle, solamente lo hace en la puerta de casa, y no en ningún otro sitio.

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A grandes males, grandes remedios

La entrada que me dispongo a escribir seguramente será objeto de duras criticas por muchas personas, a lo mejor me tildarán de cruel propietario, dirán de mí que practico brutalidad animal, e incluso puede que alguno llame a alguna protectora de animales con la intención de denunciarme. Con mis anteriores palabras ya os he puesto sobre aviso, de que tal vez lo que leáis a continuación no os guste, pero Dios sabe, que la medida me ha dolido más a mí que a Jaco.

Como ya sabéis, llevamos más de una semana intentando que Jaco haga sus necesidades fuera de casa, pues hasta ahora, debido a su programa de vacunación de cachorro, no podía salir a la calle y/o por donde hubieran transitado otros animales. Debido a estas precauciones sanitarias, Jaco aprendió que el lugar correcto para hacer sus cosas era uno de los aseos de casa, el problema es que no tiene altura suficiente para hacerlo dentro del inodoro, no levanta la tapa cuando orina, ni tampoco sabe tirar de la cadena; así que pensé que seria mejor que aprendiese ha hacer sus cosas fuera del hogar.

El viaje de este fin de semana creí que serviría para acelerar el aprendizaje, pues estando fuera de casa, no se podría contener eternamente, y al descubrir los premios por micionar fuera, tal vez lo intentaría de nuevo. Lo único que logramos fue hacer aguas mayores en el jardín de mi suegra en dos ocasiones, y para de contar; lo demás tuvo que ser bajo techo, incluyendo el zurullo que dejó en el salón de mi madre aprovechando un descuido de 30 segundos (Dios que santa, con lo que ella odia a los perros, no solo lo ha dejado entrar en su casa, sino que parece que hasta le gusta),

La verdad es que estoy cansado de pasarme horas en la calle, poniendo un periódico a modo de señuelo en el suelo cada vez que veo a Jaco olisquear como si fuera a hacer algo, para que luego quede todo en «agua de borrajas» , y hacer sus cosas tan pronto como entra. Cansado de pasarme las horas muertas por la calle, esperando que Jaco sufra un descuido por incontinencia, pues otras veces había sufrido esos descuidos en casa, retornando tras más de 3 horas de paseo. Cansado de pasear por la calle perfectamente, hasta que le aprietan las ganas y se pone a tirar de la correa como un poseso, y a ir corriendo de regreso a casa. Cansado de ir llenando toda la casa de mierda, pues en cuanto lo veo doblar el lomo para defecar, le digo: «¡NOOOOOOO!» cual arbitro de tenis, y lo llevo en volandas hasta la calle, con el consiguiente reguero de sustancia apestosa y marrón por todos los sitios, para una vez en la calle, detener sus labores intestinales y ponerse a masticar hojas. Así que tenia que tomar un medida que pusiera fin a este calvario, o al menos le diera una pista a Jaco del maravilloso mundo de premios que se le abriría si se aliviaba en el exterior, así como la posibilidad de pasar mucho más tiempo por la calle.

Para poner fin a esta situación de incontinencia perruna en el exterior del hogar, ayer me vi forzado a tomar una medida drástica consistente en dejar a Jaco toda la noche encerrado en su jaula. Hasta ahora, Jaco ha dormido siempre en casa, con libertad para deambular, por el baño cuando era muy pequeño, y ahora por casa durante la noche, así que iba a ser la primera noche de su vida en la que Jaco estaría confinado durante el sueño. La adopción de esta medida se debe a que de sobra es conocido, que allá donde duerme no defeca ni orina, por lo que tendría que contenerse durante toda la noche y en cuanto lo sacase a la calle se aliviaría. La verdad es que yo pensaba que iba a quejarse más, pero tras 5 minutos de llantos, ladridos y gritos, se durmió.

Esta mañana, cuando me he levantado a eso de las 7, lo primero que he hecho, ha sido sacar a Jaco a la calle, directamente en su jaula. Le he abierto la puerta de la jaula, se ha despertado, ha salido, se ha desperezado, y tras 2 minutos dando vueltas alrededor ha meado en la calle. Creo que mis vecinos no estarán muy contentos, pues probablemente los he despertado con los gritos de alegría y aprobación que he dado para felicitar a Jaco, y hacerle consciente de que el hecho de mear fuera está bien.

Mi alegría no se ha quedado en el hecho anterior. Después de lo dicho, hemos entrado en casa y hemos desayunado. Una vez había terminado Jaco, ha comenzado a olisquear el suelo, con lo que le he indicado que saliera rápidamente, y ya en la calle a defecado, con lo que nuevamente ha recibido gritos e incluso media salchicha de frankfur como premio.

Creo que ahora que ya sabe que hacerlo fuera de casa no está mal, y tengo la esperanza de que comenzará a aliviarse en el exterior,  pero sé que no va a ser la «purga Benito», por lo que no comenzaremos los paseos hasta que no se haya liberado.

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No todo iba a ser coser y cantar.

Bueno, parece que solo escribo aquí las cosas buenas de Jaco, pero no, también tengo que hablar de las cosas malas que me pasan con él.

Desde que llegó a casa fue una objetivo primordial que hiciera sus necesidades en un lugar concreto, y lo logramos, salvo algún que otro fallo que ha tenido, suele hacer tanto aguas menores como mayores, en el cuarto de baño que tenemos en la planta baja. Evidentemente estas necesidades fisiológicas, las hace en el suelo sobre un papel; mira que lo he intentado todo, pero no he logrado que ponga el culo en pompa y lance sus excrementos hacia arriba, para que enceste en el inodoro, y lo mismo le pasa con el pis.

El caso es, que ahora que ya puede salir a la calle, no logró que haga lo suyo fuera. Mira que he intentado sacarle nada más después de comer, o según se levanta de la siesta, o cuando estamos jugando y se marcha al baño él solo, le he cortado la meada llevándolo en brazos a la calle, para que iniciara y terminara la misma allí…, pues nada, lo más que logro es que me mire con cara extrañada, como preguntando: «Gilipollas, no has visto que estaba a punto de mear, ¿a qué viene este paseo en volandas?»

Y cuando sale a pasear, ni de coña mea, en cuanto nos ponemos a andar, entra en «modo paseo» y se olvida del mundo que tiene a su alrededor, tan solo tiene un objetivo, que es seguir a su amo, y salvo alguna pequeña distracción que le hace pararse a observar, para posteriormente retomar la marcha, no agacha el hocico en absoluto; así que difícilmente encuentra un olor que lo guía a aliviarse.

Bueno seguiremos intentándolo, en cuanto logremos evacuar fuera, os lo haré saber, aunque evidentemente no pienso publicar documentos gráficos del suceso, pues Jaco me ha pedido que preserve su intimidad.

 

Durante las salidas entra en "modo paseo" y no hay pis que valga.

Durante las salidas entra en "modo paseo" y no hay pis que valga.

 

 

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